jueves, 29 de septiembre de 2016

Proyecto "Prison Art" (arte carcelario)





Jorge Cueto, es un empresario que tuvo que enfrentar un proceso penal que lo llevó a estar tras las rejas durante 11 meses (tiempo que tardó en demostrar su inocencia) y de esa amarga experiencia surgió la idea de crear la Asociación civil “Arte Carcelario”, más conocida como “Prison Art” 


Jorge cuenta que 'Puente Grande', es un complejo de prisiones de cinco módulos que encierra a 12.000 reos, dónde, además del hacinamiento, las pésimas condiciones de higiene, y la corrupción, se encontró con que las oportunidades laborales para sobrevivir en la cárcel son muy escasas y, sobre todo, muy mal remuneradas. Los internos realizan  trabajos de jardinería, un poco de albañilería, de mantenimiento, lavandería, artesanía en madera rudimentaria, o elaboran cuadros con imágenes religiosas, por 30 pesos semanales (1,40€); mientras que los más talentosos se disputan las escasas oportunidades para un trabajo mejor remunerado como el ‘piteado’, que consiste en bordar prendas con hilos de oro y plata. 

Durante su reclusión, Jorge observó que algunos internos tenían mucho talento para dibujar tatuajes, y cuenta que, un día se le ocurrió pedirle a un tatuador que le tatuara un dibujo sobre un pedazo de cuero para hacer una bolsa. Primero, le compró a otro preso el cuero, se lo llevó al tatuador y éste le dibujó un Ave Fénix –“algo muy simbólico”, dice Jorge. Y finalmente, acudió a otro artesano, un indígena de Sonora, quien le trenzó a mano el trozo de cuero hasta dar forma a la bolsa que quería para guardar sus lentes, una libreta y un libro. Después de aquel primer paso, las peticiones de trabajo se le empezaron a acumular y así, con el permiso de la penitenciaría, se empezó a gestar una microeconomía. 




Cuando le informaron que un juez federal le había declarado inocente, ya tenía trabajando a 40 internos, entre tatuadores, armadores, y artesanos, y una habitación llena de bolsas ‘tatuadas’. Al salir de prisión, se comprometió con ellos a darle forma a ese trabajo, y un mes después, con ayuda de la Universidad Iberoamericana, constituyó la fundación ‘Proyecto de Arte Carcelario’ y la marca registrada Prison Artcon el objetivo de que los participantes aprendan un oficio que les permita trabajar, y al salir de la cárcel tengan la oportunidad de reinsertarse en la sociedad.

En este proyecto se capacita a más de 200 internos de distintos penales de la República Mexicana, que aprenden a realizar tatuajes en cuero, los cuales, más tarde,  se transforman en bolsas, carteras, monederos, chamarras, mochilas, etc.; también se realizan otros trabajos como el de costura y cada producto involucra a seis internos. 

Los productos "Prison Art" están a la venta en cinco tiendas mexicanas. Con la compra de estos productos, además de ayudar a un programa de reinserción social, se realiza una compra con causa, porque a los artesanos se les paga en función del "comercio justo", cobran aproximadamente 6.000 pesos (274€).  El dinero no es solo para el prisionero, sino que una de las reglas para entrar a Prison Art –además de ir a las sesiones de Alcohólicos Anónimos– es que, parte del salario sea para mantener su estructura familiar.




Mediante este proyecto, Jorge Cueto pretende demostrar que si a un grupo marginado 
le dan el espacio, la capacitación, el tiempo y un salario justo, pueden hacer productos de gran calidad, igual que los de grandes firmas de diseñadores, y se evita así, que vuelvan a delinquir cuando salgan de prisión.